La Lealtad- 
Por Pastor Cesar W. Flores

No intentes mal contra tu prójimo que habita confiado junto a ti. Prov. 3:29. De todos los defectos de carácter, la deslealtad es seguramente uno de los peores. El hombre desleal actúa callado, en silencio, aparenta y finge que es amigo.

El otro día recibí un email de cierta persona que estaba indignada. Su mejor amigo, a quien había ayudado a ingresar en la empresa, lo traicionó cobardemente y le robó el cargo. “Podía esperar eso de cualquier otro, menos de quien consideraba ser mi mejor amigo”, decía la carta.

Conversé telefónicamente con una señora que invitó a su mejor amiga a vivir con ella por un tiempo, debido a los momentos difíciles que la amiga pasaba y cuando abrió los ojos, la amiga estaba siendo infiel con su esposo. “¿Cómo puede haber gente tan fingidora, mentirosa e hipócrita?”, decía ella.

En el texto que encabeza este saludo pastoral, Salomón se dirige a ese tipo de personas. Gente que por envidia, inseguridad, ambición o complejo, no sabe ser leal.

La traición perjudica más al traidor que al traicionado. Cualquier dolor que viene de afuera, pasa. Puede necesitar un poco de tiempo, pero pasa.

La herida cierra y después quedan solamente las cicatrices.
Pero las heridas interiores son fatales. Destruyen la vida lentamente.

Un día un amigo se cayó en la bañera, se golpeó la cabeza y perdió el sentido. Cuando despertó, revisó su cuerpo y aparentemente estaba bien. No sangraba, no había hematomas, nada que llamara la atención. Pero media hora más tarde, se volvió a desvanecer. Lo llevaron al hospital y después de algunos exámenes lo internaron. Cuando el peligro pasó, el médico le dijo: “Si hubiera tardado un poco más en llegar al hospital, estaría muerto”. Por fuera no tenía nada, por dentro estaba sangrando.

El traidor sangra. Puede ser que no lo sepa, pero sangra por dentro. No es feliz. No disfruta de la vida. Su deslealtad lo lastima más de lo que lastimó al amigo, y lo que consigue con su traición, solo destruye la paz de su corazón.

En Jesús hay plenitud. En Jesús tú adquieres fuerza para luchar legítimamente por tus sueños sin recurrir a actitudes cobardes como la traición. En Jesús la vida cobra dimensiones altruistas..

Has de este día un día de amistad leal con aquellos que te admiran y confía en ti. “No intentes mal contra tu prójimo que habita confiado en ti”.

Bendiciones,
Cesar W. Flores
Pastor General

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