¡Peligro Explosivos!
Por César W. Flores

La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa. 
―Proverbios 19:11

Un hombre del estado de Michigan en Los Estados Unidos, tuvo una idea para sacar el tronco de un árbol del patio de un amigo. Decidió usar un poco de dinamita que había acumulado en su casa. Logró lo que quería. La explosión convirtió el tronco en un misil aéreo que recorrió unos 50 metros antes de chocar con el techo de un vecino. El tronco 
abrió un agujero de 1 metro en el techo, rompió las paredes, y se introdujo por el techo en el comedor.

Si somos francos, podemos identificarnos con el que usó la dinamita. Hemos usado palabras explosivas y hemos hecho cosas explosivas para tratar de resolver problemas, lo cual sólo ha empeorado las cosas. Logramos nuestro objetivo, pero hacemos mucho daño en el proceso.

No somos los primeros en dejar que la ansiedad nos meta en problemas. Eso también les sucedió a las personas de la Biblia. Moisés, por ejemplo, se enojó mucho con los 
murmuradores que había entre sus seguidores (Núm. 20:10). Por eso, en vez de hablar a la roca para obtener agua, como el Señor le había instruido que hiciera, la golpeó enojado dos veces (v.11). Obtuvo el agua de la roca, pero había un problema: Moisés había desobedecido a Dios. Por esto, Dios le dijo que no podía entrar en la Tierra Prometida (v.12).

La ira, al igual que la dinamita, es explosiva. A menos que se maneje con sabiduría y dominio propio puede hacer mucho daño. Procuremos diligentemente que las personas no 
conozcan el límite de nuestra paciencia, si logran hacerlo, sabrán hasta donde llevarnos y nos destruirán.

CUANDO EL MAL TEMPERAMENTO DE UNA PERSONA LA DOMINA, REVELA LO PEOR DE ELLA.

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